Estrategia frente a Cultura: Y el ganador es...

Ser consejero delegado por segunda vez te da una perspectiva única sobre el liderazgo. Rápidamente de das cuenta de que, sin importar lo diferentes que puedan parecer dos organizaciones, existen algunas “verdades universales” aplicables en todo el mundo.

Quizás la lección más importante que he aprendido y que trasciende los límites corporativos implica el equilibrio entre estrategia y cultura.

Una estrategia clara y bien definida es fundamental para unificar y producir resultados. Una cultura corporativa es también increíblemente potente... quizás más... aunque no siempre de una forma tangible.

Una cultura ganadora puede llevar la estrategia a cotas inexpugnables. Pero en el lado opuesto, incluso la estrategia más definida es vulnerable a una cultura reticente. Y cuando pones la estrategia frente a la cultura en un combate corporativo, piensa que la cultura siempre ganará a la estrategia por goleada. No hay competencia.

Por decirlo claramente: La cultura se come a la estrategia (en todos los sentidos). Esta máxima se le atribuye a Peter Drucker, y es un sentimiento poderoso: Los hábitos, formas de pensar y sesgos de una cultura corporativa profundamente arraigada pueden representar todo tipo de obstáculos para la estrategia comercial más dinámica y convincente.

La respuesta no es comprometer la estrategia. Es cambiar la cultura para reflejar mejor las realidades presentes y futuras de realizar negocios.

La respuesta es no comprometer la estrategia. Es cambiar la cultura para reflejar mejor las realidades presentes y futuras de realizar negocios.

A principios del año pasado, durante mi incorporación como Consejero Delegado de Baxter, trabajé con mi equipo para transformar nuestra estrategia para una nueva era. Como parte fundamental, identificamos los valores culturales necesarios para que esta estrategia funcionase: Empatía con los pacientes... Colaborar y jugar para ganar... Valentía para fracasar rápido y hacia adelante... y más. Algunos principios de Baxter resonaban desde hacía tiempo, otros tenían la intención de infundir una mayor velocidad, urgencia y responsabilidad en aras de nuestra misión fundamental: salvar y mantener vidas.

Hacer evolucionar una cultura no es tan simple como escribir nuevos valores en una pizarra. Hay que empezar desde el principio... y luego reforzarse con persistencia tenaz en todos los niveles de la organización. Es la única manera de garantizar que la estrategia y la cultura trabajan en tándem para conseguir resultados para sus partes interesadas, incluso creando un “Mejor lugar para trabajar” para sus empleados.

 

—Joe Almeida, Presidente y Consejero Delegado